miércoles, 1 de junio de 2016

DESPUÉS DE LA CASTRACIÓN: EL DELIRIO


Nota: La presente historia es una línea alterna entre los cuentos «Delirio de castración» y «La gran C» que puedes encontrar en este mismo blog.


[…] Tomó el cúter que estaba en mi escritorio y el muy cabrón que se corta la verga, debiste verlo… de hecho, qué bueno que no lo viste, me dejó bien perturbado. Todo fue muy rápido, nadie vio nada, sólo estábamos presentes los guardias de seguridad y yo. Se chingó a Campos, no mames, estaba a punto de jubilarse; me cuesta creer que eso paso hace un par de horas y me pesa saber lo que sigue: procesos de entrevistas con los ministeriales, investigaciones, juicios, notas periodísticas, multas, se viene todo un desmadrito y todo porque el muy pendejo no soportaba el peso del rol masculino dentro de la sociedad; ahora que trae un hoyo entre las piernas a ver si no le pesa el estigma del rol homosexual y se termina arrancando los pechos.

Aunque, hasta cierto punto, no eran las etiquetas sociales su verdadero problema, sino la reacción que éstas tenía en su individualidad; no recuerdo todo lo que dijo, pero pude entender que el deseo de la libido nublaba algún tipo de inspiración, pero el puto deseo no tiene nada que ver con lo social ¿o sí? digo es algo que le compete más a la biología; de no ser así ¿Quién o qué construye nuestras pasiones?... también mencionó algo sobre la búsqueda del amor y como la máxima felicidad es encontrar a una persona especial, por otro lado si dejamos que nuestra vida se moldee a partir de tratar de ser “Dioses folladores” cómo es posible encontrar a “la persona indicada”, eso es una contradicción ¿no? nunca podríamos encontrar a una persona indicada porque el primer filtro de búsqueda sería a partir de nuestros instintos sexuales, es como una puta broma; por una parte nos venden la idea de “La media naranja” y por otra nos dictan que un verdadero hombre debe actuar como un “conquistador” y poseer todo lo que esté a su alcance, tierras, prestigio, poder, mujeres. Pareciera que la vida se ha encargado de dictarnos cuales son los mejores placeres y después sacar una serie de reglas para prohibirlos. En un mundo que piensa que lo más importante es crear, producir y vender, el amar no es una imposición bobalina creada por los programas juveniles para vender playeras con los rostros estampados de alguna estrella momentánea; en un mundo como éste, amar es una forma de resistencia, reír es una forma de resistencia, gritar es una forma de resistencia, llorar es una forma de resistir. Dime tú, cuándo fue la última vez que amaste de verdad, que gritaste sin tapujos o lloraste sin vergüenza, que hiciste lo que te pego en gana sin recibir algún tipo de reprenda, ya sea por parte de otra persona o del consciente mismo. Yo te lo diré, nunca lo has hecho porque no somos más que marionetas tratando de sobrevivir en una jungla de la cual somos el animal más débil, somos la mosca que sigue golpeándose contra el cristal cada que trata de salir ¿A quién deberíamos culpar de todas las bajedades a las que nos impulsan? ¿A quién debemos culpar de convertirnos en máquinas dispuestas a obedecer sin que se nos permita cuestionar el proceso? ¿A quién debemos culpar de la castración de un hombre que no pedía más que un espacio sin que lo estuvieran chingado? ¡Dime! ¡contéstame, tú eres el psicólogo del hospital! El experto detrás de las grandes incógnitas del pensamiento ¿Es una mala broma la vida o no lo es?  ¡Carajo!

El doctor palmea fuertemente el escritorio que está frente a él, al mismo tiempo da un manotazo a todos los objetos y toma el cúter que encuentra entre el papeleo; lo coloca sobre su cuello mientras, con un bosquejo de sonrisa entre sus labios temblorosos, mira al psicólogo que se encuentra impávido.

Sabes una cosa, ese cabrón sin paquete, tiene toda la razón, aunque pienso que se cortó la cabeza equivocada…  ¿Por qué habría de existir? Se pregunta mi Yo con escéptica repulsión.

El doctor entierra el cúter en la carótida y avanza el corte hasta la mitad del cuello; su cuerpo se desvanece antes de poder cortar completamente la cabeza, el consultorio es un lienzo sanguinolento y el psicólogo, aterrado , se ha convertido en algo que asemeja a un fantasma.

Muy buenas noches (…) nos encontramos fuera del hospital (…) en donde un suceso impresionante se suscitó (…)la policía ha ocultado toda la información hasta el momento, pero algunas fuentes afirman que el Doctor (…) ha cometido suicidio mientras se encontraba en terapia, la cual le fue proporcionada luego de haber presenciado uno de los actos más confusos e inquietantes de los últimos (…)  el comandante (…) asegura que habrá una rueda de prensa dentro de algunas horas. Seguiremos pendientes a esta trágica historia. Volvemos contigo (…).






Escrito Por:      Dassir    (@grafemas)
Autor del retrato: Alejando Fuentes.

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