III
Al principio, el uso
del dispositivo comúnmente conocido como "pozo de deseos" se
restringe a una serie de instalaciones "piloto", constituida
principalmente por cuatro penitenciarias, dos para mujeres y dos para hombres;
cuatro correccionales de menores, misma disposición; y tres escuelas, una para
edades entre seis y doce, otra entre 13 y 15 y una más entre 16 y 19. Los
resultados hablan por sí solos. Las tazas de violencia dentro de todas las
instituciones, sin excepción, se desploman en un tiempo récord. Los niveles de
reincidencia disminuyen a poco más de una docena de criminales por trimestre y,
en las escuelas, los índices de aprovechamiento aumentan en proporción directa
con la baja de deserciones y reprobación. El programa piloto cumple un año en
su ejecución hasta volverse oficial: Una nueva iniciativa es aprobada. Va de la
mano con una nueva ley, algunas reformas y artículos transitorios. Se establece
que todo recinto penitenciario contará con salas repletas de "pozos"
para cubrir la demanda estimada. El éxito es rotundo y apabullante, excepto en
ciertas prisiones, en particular aquellas con calificativo de "máxima
seguridad", donde los reclusos reinciden aún después de haber utilizado el
aparato milagroso. Se decide, entonces, proporcionar a estos últimos de una
máquina instalada en sus hogares, en
calidad de libertad condicional.
- De esta manera
aseguramos que los reclusos puestos en libertad palíen sus ansias de violencia
antes de incurrir en un crimen real-.
Explican los expertos.
- Aquellos que carecen
de hogar, o bien, que son completamente libres, se les otorgará una
identificación especial, misma que presentarán en los nuevos locales que
habremos de instalar, acondicionar y repartir por todo el país. De esta forma
nos aseguramos de que el servicio esté al alcance de todos a quienes les venga
en falta, refiriéndonos a expresidiarios, por supuesto.
El plan funciona a la
perfección. Las escuelas y manicomios quedan, de momento, fuera del proyecto,
debido a "detalles por pulir", según declaran los estudiosos en las
respectivas áreas de la pedagogía, psicología, psiquiatría y medicina. Tanta
perfección, sin embargo, termina atemorizando a un sector considerable de la población,
incluidos varios intelectuales, quienes condenan y atacan al sistema,
argumentando lo poco ético que resulta y las posibles repercusiones que tendrá
no sólo para los actuales usuarios, sino para la humanidad. "Tal vez no
ahora, pero pronto", aseveran.
Los líderes hablan.
- No habrá tales
consecuencias. No hay margen para dichas catástrofes. Todo lo que se hace
"dentro" de los "pozos" es monitoreado día y noche y
analizado por un equipo de especialistas.
Hacen demostraciones.
Exponen pruebas, videos, documentos, estudios, resultados y demás. Los
detractores odian admitirlo, pero el gobierno se está mostrando bastante
sincero. La evidencia es incontrovertible y, parcialmente, calma las ansias de
los nerviosos atacantes, quienes, si bien se contienen en sus protestas, no
quitan el dedo del renglón. De hecho, no son, ni por asomo, los únicos que
reclaman al gobierno. Las naciones han entablado diálogos entre sí por más de
un año, celosas por la nueva tecnología de que la joven y afortunada nación
hace gala. Demandan que el descubrimiento sea socializado para con el resto de
los países, so pena de enemistarse con ellos de no cumplirse la petición. La
joven nación se rehusa, alegando que el invento no está listo para dar el salto
a la globalización. Pide paciencia.
- ¡La paz no puede
esperar más!, ¿es que no lo entienden?
- ¡Cientos de miles
mueren cada día en que ustedes hacen despliegue de tan insensato egoísmo!
- Ha sido suerte, y
nada más, el que hayan creado semejante artefacto. ¡Una idea no puede ser
manejada como propiedad!, ¡el invento no les pertenece, le pertenece a la
humanidad... dennos "el pozo"!
Éstas y otras
exclamaciones son lanzadas cual rugidos iracundos por todo el mundo. La joven
nación se cansa de dialogar contra un muro que ni oye ni propone. Deciden hacer
oídos sordos y continuar con sus ocupaciones.
IV
El primer dispositivo
pirata es encendido.
- ¿Quién primero?
Todos se miran con un
temor que les desborda desde los ojos.
- Que entre el
"doc", él es el experto ¿no?
- El "doc"
no entrará precisamente porque él ES el experto. Si surgen complicaciones, él
nos asistirá.
Así responde el líder
clandestino.
- Yo entraré, ustedes
son demasiado cobardes. Doc, quedo en sus manos.
Al igual que hicieran,
hace poco más de dos años, la primera prueba con el recluso conocido como
"Leo", el líder clandestino y el "doc" proceden a comprobar
la fiabilidad del equipo recién ensamblado.
El líder se encuentra
ahora en el mismo sótano en que instalaran el "pozo" pirata momentos
antes, sólo que ahora se encuentra vacío en su totalidad. De la cortina de
sombras formada al fondo del oscuro lugar, aparece uno de sus subalternos, caminando
directamente hacia donde él se encuentra. Toma una silla vieja. El líder no
recuerda haber visto antes silla alguna. Su subalterno toma asiento y una serie
de cuerdas aparecen desde detrás de él y lo sujetan con firmeza. Comienza a
mostrar nerviosismo y sudor en su rostro. El líder disfruta con ello y se da
cuenta de que, inconscientemente, todo se gesta a voluntad suya. Dirige la
vista a su mano izquierda y encuentra en ella unas pinzas de electricista de
mango azul. Se aproxima hacia su víctima, quien comienza a retorcerse y a
gritar exclamaciones ininteligibles. Al momento, un par de fórceps aparecen
para mantenerle la boca abierta. Él sujeta las pinzas y, uno a uno, va
removiendo los dientes del cautivo. Es cruel y despiadado. Goza cada instante
pero no lo demuestra. Los alaridos y sonidos guturales de quien se ahoga con su
sangre le dan una paz espiritual que creyó no había forma de obtener. Procede
con pinzas, ganchos, serruchos y soplete hasta terminar con los molestos cinco
miembros de su clan. Fatigado como está, da por terminada la sesión.
Todos lo miran
espectantes y más atemorizados que antes de decidir quién sería el primero. Han
visto todo en una vieja pantalla. Todo de lo que su líder es capaz de hacer. Y
esperan.
- Es perfecto doc,
felicidades. A ambos. Sr. Ingeniero, construya cinco más. El resto, difundan la
palabra. Que todo mundo se entere que "el pozo" ya no es exclusivo de reos y colegiales con
suerte. Dentro de quince días organizaré una reunión en la que venderé la
máquina al mejor postor... y entonces seremos ricos caballeros.
V
Poco más de dos años
después de iniciada la primera prueba, la tecnología de que hace gala se filtra
en un agresivo despliegue de ataques cibernéticos, trifulcas, secuestros de
personal y sobornos corruptos. Un tiempo más tarde, es distribuida y
comercializada en el mercado negro a precios elevadísimos. El hombre y mujer
adinerados y, en ocasiones, sus hijos, pueden disfrutar ahora de sus placeres
culposos en los recovecos más clandestinos del mundo. Las redadas, los
conflictos armados y el resto de los operativos puestos en marcha no alcanzan a
menguar un ápice del consumo que se genera entre los pudientes. El problema
llega a niveles inaceptables hasta que, finalmente, los gobiernos deciden hacer
cien por ciento público el ansiado producto. Esto no es lo que los líderes
mundiales querían. Al menos, no bajo tales circunstancias. Pero el problema ya
está asentado, por no decir casi resuelto, y, lo más importante, la tecnología
reposa al fin en sus manos, por lo que lo que venga a continuación no les
preocupa demasiado.
Cumplido un mes,
tiempo en que prácticamente cualquiera que pueda ahorrar dos salarios mínimos
puede "tirar una moneda al pozo", ciertas instituciones y activistas
reinician labores de protesta. En esta ocasión la plegaria no es condenatoria,
sino petitoria. Son los manicomios, centros de salud mental, familiares de
pacientes y un que otro paciente medianamente lúcido, quienes claman por la
panacea que ha sido ya ofrecida a todo el mundo, a las "generaciones del
mañana" incluso antes que a ellos.
- ¿Cómo es posible que
haya en las escuelas "pozos" instalados cual si fuesen máquinas
expendedoras de dulces y nosotros aquí damos la vida al cuidado de los más
urgidos?
- ¡Todo este tiempo y
nadie se preocupa por los locos!
- ¡Apócrifos y todo,
pero hay estudios que confirman la mejoría de los pacientes estudiados!
- ¡Al fin pude matar a
las cucarachas que andaban debajo de mi piel!, sentenció un loco en cierta
marcha de protesta.
Los gobiernos habían
evadido el problema por demasiado tiempo, pero ahora que los ojos del público
estaban, por así decirlo, libres para atestiguar el próximo escándalo de la
temporada, las miradas se centraron en la recién bautizada "marcha de los
locos".
Con la experiencia de
los ataques de que fuesen objeto con anterioridad, los gobiernos decidieron no
darle más vueltas al asunto y recurrieron, luego de mucho tiempo, al equipo
formado por "Lady Eva" (recientemente se había agregado el
"Lady"), mejor conocida como "La Creatriz", dada su
condición de autora intelectual del invento denominado "pozo de
deseos", y el "Doktor", cariñosamente apodado así en honor a
cierto "maestro del insomnio", conocido como "Doktor
Zorasky", de quien fuese su más cercano y prometedor pupilo. Ambos se
sumergieron en una labor que vendría a develar los misterios del uso del
"pozo" en pacientes con desórdenes mentales.
Los resultados fueron,
en su mayoría, estériles, por no decir desastrosos. El par, obsesionado como
estaba, dio muerte a infinidad de pacientes, a quienes sometían a pruebas que
rayaban y en ocasiones rebasaban la línea de lo inhumano. Finalmente,
descubiertas sus prácticas, fueron linchados por una turba iracunda y cremados
a las afueras del palacio de gobierno, fuertemente asidos a "pozos"
arrancados de una sucursal que se dedicaba a venderlos en los alrededores. Esa
fue la gota que derramó el vaso.
¡TODO ES MENTIRA!
Y bajo este precepto,
los inconformes causaron toda clase de disturbios, primero en la joven nación y
luego, al extenderse la noticia, en el resto de los países poseedores de la
impía tecnología. Hubo muertes, asesinatos, torturas, violaciones, desaparecidos,
robos, asaltos y todo el catálogo criminal fue vaciado en las calles.
Los conflictos duraron
poco más de seis meses, tiempo en que los gobiernos se ocuparon de encubrir,
pobremente, los vergonzosos genocidios que se vieron obligados a cometer. Una
luz, sin embargo, vino a rescatar la poca esperanza que aún se conservaba en
los corazones de aquellos que lograron conservar sus vidas. Apróximadamente un
trimestre posterior al fin de los conflictos, fue lanzado al mercado el
dispositivo portátil denominado "iDream", cuya novedad, además de ser
cien por ciento portátil, era que la cantidad de posibles acciones a realizar
era, en una palabra, vasta. El consumidor promedio continuó llamándolos
"pozos", la comunidad afín a los videojuegos lo llamó "el GTA
definitivo."
Los gobiernos,
satisfechos por la reactivación del mounstruo económico, simplemente
declararon:
"Vayan y mátense
como mejor les plazca."
Dicha frase, arreglada
para ser respetuosamente dirigida a la segunda persona del singular, fue
finalmente utilizada con fines comerciales para promocionar el nuevo producto,
responsabilidad, al fin, de quien lo consumiera. El producto dirigido al sector
infantil/adolescente mantuvo, como desde el inicio se hiciera, una graduación
que impedía a los usuarios cometer crímenes cuyo grado de violencia llegase a
ser extremo. Se planeó más bien como una medida para que, tanto
"bullies" como víctimas de "bullying", desahogaran esos
sentimientos negativos para con sus pares, acaso también, para con un que otro
profesor odiado. No obstante, los equipos podían ser fácilmente
"desbloqueados" en locales no autorizados y los tutoriales subidos a
la red facilitaban tal actividad, lo que permitía al propietario hacer uso
completo del sistema sin las restricciones originalmente programadas. Fue lo
anterior lo que, al cabo de cinco años, que pasaron en un abrir y cerrar de
ojos, provocó el brote de la terrible epidemia bautizada con el nombre de VDT´s
o, lo que es lo mismo, "Virtual Delirium Tremens", en honor a la enfermedad
ficticia que sufrían ciertos individuos conectados a la "Matrix", en
la película del mismo nombre.
Sin un tratamiento
efectivo, los afectados, en su mayoría la población oscilante entre los seis y
diecinueve años, fueron encerrados en manicomios o dejados al cuidado de las
familias a las que pertenecían. En el peor de los casos, eran encontrados
orinados, malolientes, sucios y dejados a su suerte en las calles de las
ciudades, todavía conectados al "iDream", sumergidos en sus propios
delirios.
Los nuevos locos
pronto abarrotaron las calles, hospicios, centros de atención y manicomios de
las ciudades. Finalmente, los gobiernos de las naciones decidieron que era hora
de bajar la condición del dispositivo a un estado de "ilegal", medida
que, en principio, logró equilibrar la locura que asediaba la vida de la gente.
Claro es, sin embargo,
que no fue posible destruir todo material concerniente al proyecto
"Crimental." El mercado siempre consigue quedarse con los juguetes
que le generan más ganancias. Con todo y ello, la humanidad, cansada como
estaba del torrente de eventos acaecidos durante los últimos diez años, pronto
fue dejando atrás el mal sabor de boca que, junto con la pesadilla conocida
como "el pozo de deseos", se fue desvaneciendo hasta perderse en las arenas
del olvido. El mundo, siempre ávido de novedad, no tendría que esperar mucho
tiempo antes de volver a maravillarse con el siguiente "Gran invento de la
nueva década."
FIN
Escrito por: Jim Osvaldo Marín Acevedo (@Capitanjms)