lunes, 23 de febrero de 2015

EL POZO (PARTE FINAL)

III

Al principio, el uso del dispositivo comúnmente conocido como "pozo de deseos" se restringe a una serie de instalaciones "piloto", constituida principalmente por cuatro penitenciarias, dos para mujeres y dos para hombres; cuatro correccionales de menores, misma disposición; y tres escuelas, una para edades entre seis y doce, otra entre 13 y 15 y una más entre 16 y 19. Los resultados hablan por sí solos. Las tazas de violencia dentro de todas las instituciones, sin excepción, se desploman en un tiempo récord. Los niveles de reincidencia disminuyen a poco más de una docena de criminales por trimestre y, en las escuelas, los índices de aprovechamiento aumentan en proporción directa con la baja de deserciones y reprobación. El programa piloto cumple un año en su ejecución hasta volverse oficial: Una nueva iniciativa es aprobada. Va de la mano con una nueva ley, algunas reformas y artículos transitorios. Se establece que todo recinto penitenciario contará con salas repletas de "pozos" para cubrir la demanda estimada. El éxito es rotundo y apabullante, excepto en ciertas prisiones, en particular aquellas con calificativo de "máxima seguridad", donde los reclusos reinciden aún después de haber utilizado el aparato milagroso. Se decide, entonces, proporcionar a estos últimos de una máquina instalada en sus hogares,  en calidad de libertad condicional.

- De esta manera aseguramos que los reclusos puestos en libertad palíen sus ansias de violencia antes de  incurrir en un crimen real-. Explican los expertos.

- Aquellos que carecen de hogar, o bien, que son completamente libres, se les otorgará una identificación especial, misma que presentarán en los nuevos locales que habremos de instalar, acondicionar y repartir por todo el país. De esta forma nos aseguramos de que el servicio esté al alcance de todos a quienes les venga en falta, refiriéndonos a expresidiarios, por supuesto.

El plan funciona a la perfección. Las escuelas y manicomios quedan, de momento, fuera del proyecto, debido a "detalles por pulir", según declaran los estudiosos en las respectivas áreas de la pedagogía, psicología, psiquiatría y medicina. Tanta perfección, sin embargo, termina atemorizando a un sector considerable de la población, incluidos varios intelectuales, quienes condenan y atacan al sistema, argumentando lo poco ético que resulta y las posibles repercusiones que tendrá no sólo para los actuales usuarios, sino para la humanidad. "Tal vez no ahora, pero pronto", aseveran.

Los líderes hablan.

- No habrá tales consecuencias. No hay margen para dichas catástrofes. Todo lo que se hace "dentro" de los "pozos" es monitoreado día y noche y analizado por un equipo de especialistas.

Hacen demostraciones. Exponen pruebas, videos, documentos, estudios, resultados y demás. Los detractores odian admitirlo, pero el gobierno se está mostrando bastante sincero. La evidencia es incontrovertible y, parcialmente, calma las ansias de los nerviosos atacantes, quienes, si bien se contienen en sus protestas, no quitan el dedo del renglón. De hecho, no son, ni por asomo, los únicos que reclaman al gobierno. Las naciones han entablado diálogos entre sí por más de un año, celosas por la nueva tecnología de que la joven y afortunada nación hace gala. Demandan que el descubrimiento sea socializado para con el resto de los países, so pena de enemistarse con ellos de no cumplirse la petición. La joven nación se rehusa, alegando que el invento no está listo para dar el salto a la globalización. Pide paciencia.

- ¡La paz no puede esperar más!, ¿es que no lo entienden?

- ¡Cientos de miles mueren cada día en que ustedes hacen despliegue de tan insensato egoísmo!

- Ha sido suerte, y nada más, el que hayan creado semejante artefacto. ¡Una idea no puede ser manejada como propiedad!, ¡el invento no les pertenece, le pertenece a la humanidad... dennos "el pozo"!

Éstas y otras exclamaciones son lanzadas cual rugidos iracundos por todo el mundo. La joven nación se cansa de dialogar contra un muro que ni oye ni propone. Deciden hacer oídos sordos y continuar con sus ocupaciones.


IV

El primer dispositivo pirata es encendido.

- ¿Quién primero?

Todos se miran con un temor que les desborda desde los ojos.

- Que entre el "doc", él es el experto ¿no?

- El "doc" no entrará precisamente porque él ES el experto. Si surgen complicaciones, él nos asistirá.
Así responde el líder clandestino.

- Yo entraré, ustedes son demasiado cobardes. Doc, quedo en sus manos.

Al igual que hicieran, hace poco más de dos años, la primera prueba con el recluso conocido como "Leo", el líder clandestino y el "doc" proceden a comprobar la fiabilidad del equipo recién ensamblado.

El líder se encuentra ahora en el mismo sótano en que instalaran el "pozo" pirata momentos antes, sólo que ahora se encuentra vacío en su totalidad. De la cortina de sombras formada al fondo del oscuro lugar, aparece uno de sus subalternos, caminando directamente hacia donde él se encuentra. Toma una silla vieja. El líder no recuerda haber visto antes silla alguna. Su subalterno toma asiento y una serie de cuerdas aparecen desde detrás de él y lo sujetan con firmeza. Comienza a mostrar nerviosismo y sudor en su rostro. El líder disfruta con ello y se da cuenta de que, inconscientemente, todo se gesta a voluntad suya. Dirige la vista a su mano izquierda y encuentra en ella unas pinzas de electricista de mango azul. Se aproxima hacia su víctima, quien comienza a retorcerse y a gritar exclamaciones ininteligibles. Al momento, un par de fórceps aparecen para mantenerle la boca abierta. Él sujeta las pinzas y, uno a uno, va removiendo los dientes del cautivo. Es cruel y despiadado. Goza cada instante pero no lo demuestra. Los alaridos y sonidos guturales de quien se ahoga con su sangre le dan una paz espiritual que creyó no había forma de obtener. Procede con pinzas, ganchos, serruchos y soplete hasta terminar con los molestos cinco miembros de su clan. Fatigado como está, da por terminada la sesión.

Todos lo miran espectantes y más atemorizados que antes de decidir quién sería el primero. Han visto todo en una vieja pantalla. Todo de lo que su líder es capaz de hacer. Y esperan.

- Es perfecto doc, felicidades. A ambos. Sr. Ingeniero, construya cinco más. El resto, difundan la palabra. Que todo mundo se entere que "el pozo" ya  no es exclusivo de reos y colegiales con suerte. Dentro de quince días organizaré una reunión en la que venderé la máquina al mejor postor... y entonces seremos ricos caballeros.


V

Poco más de dos años después de iniciada la primera prueba, la tecnología de que hace gala se filtra en un agresivo despliegue de ataques cibernéticos, trifulcas, secuestros de personal y sobornos corruptos. Un tiempo más tarde, es distribuida y comercializada en el mercado negro a precios elevadísimos. El hombre y mujer adinerados y, en ocasiones, sus hijos, pueden disfrutar ahora de sus placeres culposos en los recovecos más clandestinos del mundo. Las redadas, los conflictos armados y el resto de los operativos puestos en marcha no alcanzan a menguar un ápice del consumo que se genera entre los pudientes. El problema llega a niveles inaceptables hasta que, finalmente, los gobiernos deciden hacer cien por ciento público el ansiado producto. Esto no es lo que los líderes mundiales querían. Al menos, no bajo tales circunstancias. Pero el problema ya está asentado, por no decir casi resuelto, y, lo más importante, la tecnología reposa al fin en sus manos, por lo que lo que venga a continuación no les preocupa demasiado.

Cumplido un mes, tiempo en que prácticamente cualquiera que pueda ahorrar dos salarios mínimos puede "tirar una moneda al pozo", ciertas instituciones y activistas reinician labores de protesta. En esta ocasión la plegaria no es condenatoria, sino petitoria. Son los manicomios, centros de salud mental, familiares de pacientes y un que otro paciente medianamente lúcido, quienes claman por la panacea que ha sido ya ofrecida a todo el mundo, a las "generaciones del mañana" incluso antes que a ellos.

- ¿Cómo es posible que haya en las escuelas "pozos" instalados cual si fuesen máquinas expendedoras de dulces y nosotros aquí damos la vida al cuidado de los más urgidos?

- ¡Todo este tiempo y nadie se preocupa por los locos!

- ¡Apócrifos y todo, pero hay estudios que confirman la mejoría de los pacientes estudiados!

- ¡Al fin pude matar a las cucarachas que andaban debajo de mi piel!, sentenció un loco en cierta marcha  de protesta.

Los gobiernos habían evadido el problema por demasiado tiempo, pero ahora que los ojos del público estaban, por así decirlo, libres para atestiguar el próximo escándalo de la temporada, las miradas se centraron en la recién bautizada "marcha de los locos".

Con la experiencia de los ataques de que fuesen objeto con anterioridad, los gobiernos decidieron no darle más vueltas al asunto y recurrieron, luego de mucho tiempo, al equipo formado por "Lady Eva" (recientemente se había agregado el "Lady"), mejor conocida como "La Creatriz", dada su condición de autora intelectual del invento denominado "pozo de deseos", y el "Doktor", cariñosamente apodado así en honor a cierto "maestro del insomnio", conocido como "Doktor Zorasky", de quien fuese su más cercano y prometedor pupilo. Ambos se sumergieron en una labor que vendría a develar los misterios del uso del "pozo" en pacientes con desórdenes mentales.

Los resultados fueron, en su mayoría, estériles, por no decir desastrosos. El par, obsesionado como estaba, dio muerte a infinidad de pacientes, a quienes sometían a pruebas que rayaban y en ocasiones rebasaban la línea de lo inhumano. Finalmente, descubiertas sus prácticas, fueron linchados por una turba iracunda y cremados a las afueras del palacio de gobierno, fuertemente asidos a "pozos" arrancados de una sucursal que se dedicaba a venderlos en los alrededores. Esa fue la gota que derramó el vaso.

¡TODO ES MENTIRA!

Y bajo este precepto, los inconformes causaron toda clase de disturbios, primero en la joven nación y luego, al extenderse la noticia, en el resto de los países poseedores de la impía tecnología. Hubo muertes, asesinatos, torturas, violaciones, desaparecidos, robos, asaltos y todo el catálogo criminal fue vaciado en las calles.

Los conflictos duraron poco más de seis meses, tiempo en que los gobiernos se ocuparon de encubrir, pobremente, los vergonzosos genocidios que se vieron obligados a cometer. Una luz, sin embargo, vino a rescatar la poca esperanza que aún se conservaba en los corazones de aquellos que lograron conservar sus vidas. Apróximadamente un trimestre posterior al fin de los conflictos, fue lanzado al mercado el dispositivo portátil denominado "iDream", cuya novedad, además de ser cien por ciento portátil, era que la cantidad de posibles acciones a realizar era, en una palabra, vasta. El consumidor promedio continuó llamándolos "pozos", la comunidad afín a los videojuegos lo llamó "el GTA definitivo."

Los gobiernos, satisfechos por la reactivación del mounstruo económico, simplemente declararon:

"Vayan y mátense como mejor les plazca."

Dicha frase, arreglada para ser respetuosamente dirigida a la segunda persona del singular, fue finalmente utilizada con fines comerciales para promocionar el nuevo producto, responsabilidad, al fin, de quien lo consumiera. El producto dirigido al sector infantil/adolescente mantuvo, como desde el inicio se hiciera, una graduación que impedía a los usuarios cometer crímenes cuyo grado de violencia llegase a ser extremo. Se planeó más bien como una medida para que, tanto "bullies" como víctimas de "bullying", desahogaran esos sentimientos negativos para con sus pares, acaso también, para con un que otro profesor odiado. No obstante, los equipos podían ser fácilmente "desbloqueados" en locales no autorizados y los tutoriales subidos a la red facilitaban tal actividad, lo que permitía al propietario hacer uso completo del sistema sin las restricciones originalmente programadas. Fue lo anterior lo que, al cabo de cinco años, que pasaron en un abrir y cerrar de ojos, provocó el brote de la terrible epidemia bautizada con el nombre de VDT´s o, lo que es lo mismo, "Virtual Delirium Tremens", en honor a la enfermedad ficticia que sufrían ciertos individuos conectados a la "Matrix", en la película del mismo nombre.

Sin un tratamiento efectivo, los afectados, en su mayoría la población oscilante entre los seis y diecinueve años, fueron encerrados en manicomios o dejados al cuidado de las familias a las que pertenecían. En el peor de los casos, eran encontrados orinados, malolientes, sucios y dejados a su suerte en las calles de las ciudades, todavía conectados al "iDream", sumergidos en sus propios delirios.

Los nuevos locos pronto abarrotaron las calles, hospicios, centros de atención y manicomios de las ciudades. Finalmente, los gobiernos de las naciones decidieron que era hora de bajar la condición del dispositivo a un estado de "ilegal", medida que, en principio, logró equilibrar la locura que asediaba la vida de la gente.

Claro es, sin embargo, que no fue posible destruir todo material concerniente al proyecto "Crimental." El mercado siempre consigue quedarse con los juguetes que le generan más ganancias. Con todo y ello, la humanidad, cansada como estaba del torrente de eventos acaecidos durante los últimos diez años, pronto fue dejando atrás el mal sabor de boca que, junto con la pesadilla conocida como "el pozo de deseos", se fue desvaneciendo hasta perderse en las arenas del olvido. El mundo, siempre ávido de novedad, no tendría que esperar mucho tiempo antes de volver a maravillarse con el siguiente "Gran invento de la nueva década."




FIN


Escrito por: Jim Osvaldo Marín Acevedo (@Capitanjms)



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