miércoles, 4 de febrero de 2015

EL VIAJERO

Los miro y me reconozco... después de mucho navegar llegamos a tierras verdes y abundantes en frutos. Hace más de un año que salí de mi pueblo con la finalidad de encontrarme y de encontrar "El mensaje"... o al menos eso me había dicho mi mentor. 

Todos aquellos futuros maestros han recorrido este camino, sin embargo, conmigo ha habido peculiaridades que distinguen mi viaje de los anteriores aprendices. En mi lugar de origen me llaman el único o algo similar, aquel que surge una vez por generación,dicen, o al menos, eso me había dicho mi mentor... ¿Cómo se contabiliza el tiempo?¿Cuando empieza y termina una generación? ¿Será que comienza el final de un principio o el principio de un fin? Aún no lo se. 

No recuerdo nuestra llegada a está tierra pero recuerdo caminar sobre los verdes campos y la maleza que imposibilita el andar; sentir la humedad bajo los dedos de mis pies. La gente de este lugar no utilizan caballo, burro, camello, ni animal alguno para trasladarse; sus pies tocan la tierra que los alimenta y es una forma en la que agradecen la bendición que ésta les brinda.

Llevo meses caminando juntó a ellos y siento en sus ojos inexpresivos un amor inexplicable. Maravillado aprendo sobre su cosmovisión del mundo y la lejanía que tenemos en cuanto a la comprensión de dioses. Les digo que existe sólo un Dios, ellos lo afirman le llaman "Téotl" pero aseguran que la lluvia, la tierra, el agua, el fuego, la guerra, entre otros merecen ser respetados como Dioses. Les digo que esa idea es antigua, me dicen que de esa manera comprenden mejor el mundo; pues comprenden que hay cosas más grandes que ellos y que la madre naturaleza es magna e independiente a nuestra vida, "Para nosotros, son Dioses visibles todo aquello que no podemos controlar" me dice uno de ellos.  Les hablo de la estrella de Belén, me cuentan acerca constelaciones y monstruos planetarios, galaxias; me hablan del sacrifico de la sangre, les hablo del perdón y del amor; consagro el agua en vino, ellos bailan con la bebida de los Dioses; les hablo del alfa y el omega, el principio y el fin; me hablan de algo llamado "cero" y dicen que la nada ocupa un cuerpo, un lugar.  Me hablan de Dioses antiguos de lo que no tengo conocimiento, solamente había escuchado sus nombres en los cánticos que Juan Bautista aprendió en la iglesia antigua... ¿Quién soy yo para cuestionar su mundo o la realidad de su mundo? ¿Cómo es posible que hablemos de lo mismo pero de manera diferente? Dialogamos, concordamos, diferimos, compartimos, creamos y nos amamos. Que hermoso mundo estoy conociendo y que hermosa manera de enseñarme a conocerlos. De lo que me doy cuenta es de que, lo más hermoso, es que llego a conocerme. 

Llegamos  a Cholollan "la ciudad sagrada" donde crearon el concepto y la ilación de llamarle espíritu al pensamiento. Han forjado una ciudad milenaria que durará muchos años, han erigido "Cerros hechos a mano" que sólo vi durante mi estancia en Egipto y tienen extraños sistemas que les brindan agua; y a pesar de todo visten, con excepción del taparrabos, la piel con la que nacieron; la cual adornan con colores, piedras y laceraciones autoinfringidas; En mi pueblo es imposible ver algo así, allí las túnicas cubren nuestros avergonzados cuerpos moralistas. ¿Quienes son estos hombres capaces de levantar monumentos y tener un pensamiento libre y respetuoso sobre la desnudes? 

Me despido después de 2 años de estancia y aprendizaje; el Tlatoani y el Tlashiua vislumbran mi futuro, me dicen que seré llamado Dios y que mi palabra se difundirá a través de la espada y el hierro; lloro al saber eso y les digo que de ninguna manea será así, que yo sólo soy El Hombre y que mi filosofía de vida es que nos amemos los unos a los otros. El Tlatoani guarda silencio por un momento al escuchar mis palabras y espera que realmente ese sea el destino; les deseó espíritu eterno y espero que su visión y creencia del mundo perduren por siempre... El Tlashiua derrama una lágrima...pareciera que sabe que mis palabras se borraran con el viento. 

Me despiden en la costa y agitan sus brazos mientras ríen, subo al navío que me llevará a Oriente a conocer una filosofía de vida llamada "Tao" es parte del viaje que debo cumplir antes del gran día... No comprendo muchas cosas, sólo tengo 25 años, he conocido nuevas ideas y objetos maravillosos, he aprendido que existen muchos mundos y todos hablamos de lo mismo pero de manera diferente; he aprendido que mientras más lejos estoy de casa más arraigó le tengo a mi pueblo, porque entre más acepto las diferencias... Naturalezas del mundo, el mundo me acepta a mí; y me acepto tal como soy, me acepto tal cual crecí... Me acepto como Jesús el  de Nazaret.  






Escrito por: Emir Zarate Acevedo (@Dassir1)






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