martes, 17 de febrero de 2015

INTROSPECCIONES

Al emplear la extensa virtud de mi imaginación buscando un tema del cual hacer mención a través de la escritura, Se encontraba mi mente envuelta en una cruel intriga, producto del tormentoso dilema de cuan trivial y superfluo conflicto la aquejaba; hasta que [como obra de una lógica a la que no di cabida en mis ideas] un razonamiento muy sencillo surgió repentinamente y me susurró con la gracia de frescas y cálidas ventiscas:

"Podría exponer gran variedad de argumentos, pero serían muy complejos de expresar sin formar un edificio con sus letras y un fundamento, así que... ¿Por qué no expresar simplemente las respectivas hipótesis, y acrecentar sus raíces en los lectores de las mismas?". Pensé.


Aclarado esto, realizaré exactamente el plan anteriormente descrito, comenzando con 3 simples cuestionamientos que en mi vida cotidiana ocurren todo el tiempo... día a día... y sin excepción alguna:


El primero denota en su huésped la inseguridad de sus vivencias, aprisionando su confianza con barrotes forjados con manos ajenas a las suyas y entrando voluntariamente en las mismas; ¿A qué me refiero con esto? principalmente, a la pena de numerosa cantidad de gente, en aumento, que exilia de sí misma su régimen habitual y costumbres personales; escondiendo sus comportamientos comunes sólo por encajar en la moral de una sociedad pluralista que piensa tener el control y derecho a regir sobre lo que debe considerarse por todos como "normal"; generando riquezas en sus seguidores mientras plasma vergüenza en quien reniega de sus normativas.

Las preguntas más grandes que tengo respecto a este ámbito es:


¿Por qué tanta vergüenza?

¿Tan crucial es el visto bueno de ojos que no les pertenecen para encubrir tu ser con lo que ellos consideran "normalidad"?


¿Quién decide lo que podemos o no hacer sin que una lengua cizañera nazca de repente y expanda sus descripciones para estos actos como "tonterías y objetos de burla"?


La segunda cuestión radica en el odio; y ésta es una historia personal que me gustaría fuese conocida; no hare mención de nadie en especial, sólo diré que por acciones que nublaron el buen juicio de algún "él", ahora esta exiliado y fuese cualquiera la ocasión, con suspenso e incomodidad se penaliza el hacer mención de su nombre; yo no albergaba ningún rencor en mí cuando estaba a su lado, pero eso no rebasa en absoluto el gran pesar del odio y furia que originó de su experiencia; lamentablemente... la ira puede ser muy contagiosa si no se tiene cuidado; y por culpa de mis descuidos yo fui susceptible a esta enfermedad; contrayendo lentamente ese sentimiento amenazante sin poder evitarlo; esto me ha alejado poco a poco de dicha entidad y a su vez... declarando la guerra en mis pensamientos se encuentra ahora la tiránica fuerza del desprecio.

Las preguntas que suplican respuesta son las siguientes:

Es por demás comprensible que lo que hizo él no estuvo bien, y aunque no pueda remediar las consecuencias, ni reparar el sufrimiento acontecido en sus víctimas; no ocasiono ningún problema a mi persona ni fue hacia mí a quien dirigió esos cometidos; sin embargo, esto no significa que no afectara a las personas que amo... Una incongruencia de proporciones universales siendo el procreador de estas lágrimas quien en el pasado fue uno de los individuos más valorados por mí, y que actualmente lucho por que ese afecto aun prevalezca en mi interior...

Así que:

¿Realmente es necesario sentir rabia por esto?


Si en un principio no me afectaba en absoluto... ¿En verdad es correcto enojarme de por lo que él fue acontecido?


¿Es tan justificable todo ese nivel de enojo y desprecio que estoy sintiendo hacia él?


Sé que lastimó a quienes amo, pero... ¿Cómo enojarme o por qué he de hacerlo si realmente no quiero sentir rabia por él?


Aún con las respuestas; sobre un lienzo incomprensible la pintura de mis ideas pierde poco a poco su consistencia; volviéndose un enorme trabajo percibir su significado.


El tercer ámbito puede tener empatía con el primero, ya que por la misma causa en algunas personas éstas situaciones suelen llegar a ocurrir; pero haré de lado la similitud para dar acceso a una razón más trivial y por demás carente de justificado; hay una gran cantidad de individuos que sufren y se embriagan con depresión, asegurando desconocer por qué se sienten tan mal; esta incógnita los atormenta todo el tiempo y en ocasiones los induce al camino del suicidio, pero lo que yo pienso al respecto es que no hacen más que mentirle a los demás y a sí mismos. Todos en la tierra tenemos la gracia de pensar, pero los humanos desarrollamos esta habilidad para formar el razonamiento; mismo que utilizamos todo el tiempo de nuestra existencia; ya sea con nuestra ética, con nuestros planes a futuro, y en cierto modo con el existencialismo; hasta ese punto no ocurre nada fuera de lo habitual.

Lo que he podido observar durante mis 17 años de vida es que todos sabemos muy bien lo que sentimos, pero nos aterra expresarlo y en lugar de ser honestos, a veces solo disfrazamos nuestras aflicciones con incógnita y eso genera una tristeza en expansión que no tiene más remedio que la sinceridad con uno mismo;


Mis dudas al respecto son estas:


¿Por qué lo hacen?


Apartando cuestiones amorosas o algún derivado de las mismas....

¿Por qué muchos dicen no saber lo que sienten cuando en realidad lo saben, al mismo tiempo que conocen a la perfección los motivos?


¿Qué ocasiona esa vergüenza o ese miedo a expresarse libremente?



Yo personalmente pienso que éste no es el caso de todos; Formuló de cierta manera mis respuestas a cada pregunta en los tres ámbitos escritos aquí.... pero comentarlas sería considerado a modo de un consejo.

Esto plasmado aquí es una opinión personal, por lo que no puede considerarse una verdad absoluta; y para finalizar quiero agradecer por su tiempo ofrecido para leer esta introspección...




Escrito por: @NaboMa (Brand)






No hay comentarios.:

Publicar un comentario