No tengo nada en la mente que me
resulte útil para mostrar, eso desencadena una cascada de banalidades, la boca
vacía es una consecuencia. La mayor parte del día la gasto imaginando un futuro
difuminado y ambiguo que probablemente nunca llegue a ser realidad. Me atoro a
lo largo de la semana en ideales y suspiros, en sueños y utopías que hacen daño,
así lo percibo, porque me estanco en una cloaca de pensamientos que al final
resultan estar en el lugar correcto, pues el 95% suele ser mierda inodora, incolora,
pero con un sabor a jarilla que se aloja en la garganta y allí permanece el
resto del día, a veces duerme conmigo y despierta minutos después de que abro los ojos por la
mañana.
El divague cuando tengo unas cervezas
encima, sin la necesidad de estar borracho, es diferente. Ayer después de
cierta película cuestioné algunos asuntos divinos que caben dentro de la
palabra, arcaica, herejía. Fue así que me pregunté ¿por qué Dios nos creó
mortales? Si él es inmortal, eterno, que no tuvo inicio ni tendrá fin. ¿qué
parte de su amor, de su justicia, sabiduría y poder lo llevó a crear al hombre
a su imagen, pero mortal? Si cuando veo a mi hijo reír me gustaría que viviera
para siempre, que no muriera jamás. La biblia dice que la eternidad está en el corazón
del hombre, pero ¿qué pasa con lo inmortal? La respuesta obvia que de inmediato
se me presenta es que no fuimos creados así, eso no lo incluye nuestro albedrío
y nunca lo incluyó, por lo tanto, no aspiramos a ello como una opción. Allí radica
lo divino. Nada aparte de Dios llegó a ser inmortal, vaya, ni siquiera ángeles
y en ese contexto también estaba incluido el hijo de Dios, Jesús; sin embargo,
de acuerdo con la narrativa bíblica, después del sacrificio de Jesús aquí en la
tierra, uno de los beneficios de su obediencia abnegada hacia su padre fue la
inmortalidad. Los beneficios se extendieron también a sus apóstoles, excluido Judas,
además de un número limitado de ungidos que fueron seleccionados de la tierra
para gobernar con Jesús en un reinado milenario con sede en el cielo, los
beneficios de ese reinado serían aplicados tanto en el cielo como en la tierra,
teniendo concordancia con las palabras del “padre nuestro”: “Hágase tu voluntad
tanto en el cielo así también sobre la tierra”. El número de esos escogidos
para ser cogobernantes con cristo es de “144 000”, abriendo así un paréntesis extenso
con varias preguntas y aclaraciones sobre cómo serían escogidos de entre todos
los humanos los candidatos para ser eternos, ¿qué nos sucede al morir? ¿hay
vida después de la muerte? ¿qué sucederá con los que no seamos escogidos para
dicho galardón?, etc.
Cuando adán y Eva quebrantaron el
mandamiento en el jardín del Edén, como consecuencia de esa emancipación manifiesta
que arrojaron contra Dios al comer de dicho fruto, perdieron la perfección. Negando
así a Dios el derecho que tenía para dirigirnos, para ser nuestro gobernante,
nuestro Dios. Desde entonces el hombre ha intentado demostrar que es capaz de
dirigir su paso, dejando atrás los rastros y la evidencia de su capacidad o de
su incapacidad, como muchos lo ven. Nosotros al ser hijos de Adán y Eva hemos
heredado ese pecado y con ello la imperfección y la muerte. ¿Quiere decir que antes
de dicho evento los padres de toda la humanidad eran inmortales?, no lo creo
así. Ellos tenían la juventud eterna y la muerte no los tocaba siempre y cuando
ellos no la buscaran, porque si intentaban arrojarse a las entrañas de un volcán era obvio que perecerían, eso lleva a la conclusión de que no eran inmortales. En
cambio, nosotros experimentamos la muerte por vejez, asesinato, enfermedades,
accidentes, y eso es algo que ellos no conocían y que después de comer del
fruto nos heredaron. Todo esto deja como residuo algunas preguntas como:¿Por
qué tuvo que ser así? ¿Por qué darnos albedrío y luego poner enfrente la
tentación? En este segmento mi fe me dicta que debo dejar de cuestionar.
Cito las palabras del profeta Habacuc “Oh,
Jehová, ¿hasta cuándo? “¿Por qué toleras tanta opresión?” ¿Hasta cuando tengo que
gritar por ayuda para que tú oigas?
Muchas personas enjauladas en la religión
de sus ideas dicen que a Dios no se le debe cuestionar, sin embargo, después de
que Habacuc le cuestionó de forma tan desesperada y enérgica, hasta cierto
punto, Dios dirigió su atención hacia él y le dio una respuesta. No trato hacer
apología de mi discutir. El derecho implícito en nuestra existencia es cuestionar,
quedarnos callados es negar la semejanza que tenemos con Dios, rechazar ese
aliento de vida que Dios le puso a aquel muñeco de barro desagradecido. Cuando llego
a este grado de preguntas me doy cuenta de que me siento perdido, sin rumbo fijo,
como ola impelida por el viento. Al final, a veces antes de quedar dormido, me
humillo ante mi Dios y le ruego perdón, aunque la mayor parte del tiempo me
olvido de él. Hay necesidades espirituales que nuestra imperfección no nos
permite saciar. La espiritualidad es algo perfecto. ¿cómo puede un contenedor
de barro frágil y fisurado contenerla? Por eso necesitamos aceptar esa parte de
nuestro ser: la imperfección. Después podremos comprender que no podemos
reflejar una espiritualidad perfecta, pero que sí puede resultar de agrado a
Dios, como aquel dibujo que un hijo le hace a su padre como regalo, aun viendo
que para nada es una obra de arte que se aproxime a la realidad, sin embargo,
el esfuerzo manifiesto es suficiente para el padre. Es como si Dios aceptara
nuestros garabatos sobre un papel llamado vida, siempre y cuando estén guiados
por sus mandamientos, comprendiendo que somos incapaces de hacerlos de una
manera cabal.
No quiero ni pretendo agraviar a alguien,
muchas veces por eso me quedo callado, sobre todo porque es difícil andar por esta
porción de mundo y encontrar a alguien con quien tener conversaciones de este
tipo, triviales quizá, necesarias y olvidadas al mismo tiempo. Dando crédito a
Nietzsche es cierto, tal vez, que Dios ha muerto, pero no de muerte natural por
supuesto. Claro que para morir primero tuvo que estar vivo. Y si asignamos la
muerte de Dios al mismo lugar que la muerte de un ser querido, sabiendo que
cuando recordamos a ese ser querido es como si lo mantuviéramos vivo en nuestro
interior. Tal vez la muerte de Dios no fue más que una oración para llenar un
renglón vacío en una hoja de papel, al igual que lo son las letras en este
pequeño texto. Y si quitamos ese Dios individual e interno y lo aceptamos como
colectivo y universal, contemplando la vigencia de las religiones, las guerras
actuales en nombre de “dios” disfrazadas y respaldadas por la geopolítica,
podemos tomar todo eso como una evidencia cotejada ante la expresión de que
Dios ha muerto. No, no ha muerto, solo está a la espera para manifestarse.
Ya para terminar debo mencionar que al decir que
Dios puede manifestarse es porque la muerte de Dios mencionada por Nietzsche (esto
es un punto de vista muy personal sobre dicha frase, sin tratar de menospreciar
a dicho personaje ¿Quién soy yo al final de cuentas?) cabe dentro de la perspectiva que muchas
personas tienen sobre Dios, y es que si comprendemos un poco después de una
lectura bíblica notaremos que él tiene personalidad. Sin embargo, denominamos a
Dios como una ser mágico, mítico, o una simple invención del hombre como
explicación a las cosas metafísicas que hasta la actualidad le es difícil comprender
y por lo tanto explicar. Mas yo creo que Dios es un ser real que está
conformado de una física que no conocemos, se dice que es un espíritu, invisible
por consecuencia, pero no podemos denostar su existencia con nuestra incapacidad
de comprensión, hay muchas cosas en nuestro universo comprendido y explicado
por la ciencia que no podemos ver y aun así podemos percibir: la luz, el aire, la
gravedad, el tiempo, por mencionar algunos. Creo firmemente que Dios habita en un universo
diferente al nuestro, regido por leyes de una física superior a las que
conocemos y de otras tantas que no. Tomo como indicio la oración del rey salomón
“Si ni los cielos, ni siquiera el cielo de los cielos, pueden contenerte” … de aquí
la idea, además de una lectura reforzada con otras obras de consulta. Un ser
mágico sí puede habitar en nosotros como habita una idea, pero algo real no.
Muchas de las verdades dictaminadas
pueden resultar ser una falacia, solo basta comer del fruto y querer demostrarlo.
Lo imperfecto solo puede dar a luz cosas imperfectas. ¿hasta cuándo, entonces,
seguiremos con esta existencia heredada, incompleta y precaria?