Desde hace tiempo he sentido que la vida es un camino que no
se ha de recorrer a solas, pues a través de el vamos a encontrar muchos
problemas, obstáculos y apariciones inesperadas que vale la pena compartir con
personas que sepan valorar nuestras virtudes y sean capaces de brindarnos un
hombro sobre el que llorar y arrepentirnos en el momento en el que más lo
necesitemos.
Incluso ahora no sé cuáles sean las palabras correctas para
poder felicitarte, hace tiempo te dije que había pensado mucho en ti y en los
10 años que llevamos de conocernos, ¿Qué recuerdos verdad? Y quizá ahora mismo
tenga que recurrir a esas tantas cartas que nos escribíamos antes, a pulir mi memoria en busca de esos detalles,
de esos momentos que dicho sea de paso pude compartir contigo; ¿Recuerdas cómo
nos conocimos? Uff algo quizá muy difuso, nuevos vecinos, entre los que
puede encontrar una niña de mi edad: la perfecta compañera de juegos y
travesuras con la que puedo decir sin arrepentirme que he crecido y he aprendido.
¿Importa mi vida antes de eso? Quizá no ya que a la edad que te conocí andaba
por ahí, buscando una identidad propia y aquí haré una pausa porque las letras
ya me están pidiendo a gritos que diga algo: Tú sabes que siempre fuiste (Y eres) importante para mí y que en la busca de ese “yo” interior hice muchas cosas de
las que me arrepiento pero lo peor que pude hacer fue fallarte y hacerte sentir
mal, tú sabes cómo fue todos esos meses en los que ni yo mismo sabía por qué
hacía o decía ciertas cosas. Porque la verdadera importancia de la amistad
aparece cuando un amigo demuestra que le importamos y se preocupa por nosotros
y nuestro bienestar y yo fallé en eso, jamás he sido bueno demostrando o
verbalizando lo que siento, y quizá por eso te escribo esto en lugar de ir a tu
casa y abrazarte y decirte que te quiero y que me perdones por un pasado que todavía
duele aquí, en el alma. Las primeras letras que plasmé en una hoja fueron por y
para ti. Ahí el gusto por escribir iba creciendo, la verdad es que no sé si de
verdad sea bueno en esto, yo creo que no pero parece que a los demás si les gusta, me han
publicado en algunos sitios y he ganado uno que otro concurso en la Universidad
sin embargo he de confesarte que realmente escribo para unos pocos,
técnicamente sólo para mí y a veces es triste no tener a alguien en quien
realmente pueda confiar y tenga que escribir e inventar historias para darle un
sentido a lo que siento. Esta es la situación: Yo no te busqué, tampoco
te vi venir y cada vez que miro hacia el pasado ni siquiera estoy seguro en que
momento te convertiste en mi amiga. ¿Recuerdas todas esas mañanas en las
que esperaba afuera de tu casa para viajar a la escuela? ¿Todas esas tardes de
pláticas y música? ¿Los chistes, las bromas…las anécdotas? ¿Cuándo te
lastimaste el brazo? ¿Cuándo te fuiste de Teziu a terminar la escuela y yo te extrañaba
un montón y sólo podíamos comunicarnos con el ya inexistente msn? ¿Recuerdas
que hicimos juntos el examen de ingreso a la prepa y que ese día compartimos un
beso? Uno de mis secretos mejor guardados. Espero que si, porque yo aún
recuerdo muchas cosas que compartimos.
A veces en mis peores días de universidad llegaba a un
departamento completamente solo y en silencio, abría la ventana de mi cuarto de
par en par, me tumbaba en la cama, cerraba los ojos y no sé cómo pero conseguía
que el ruido del tráfico me sonara a mar y en mis pensamientos veía a todas
esas personas importantes y revivía todos esos momentos y sensaciones que, de
cierta manera, han marcado mi vida de una manera especial. Y en ocasiones me
sentía simple, idiota, inútil. Me sentía con unas ganas infinitas de amar y
recibir amor. Quise que todo fuera un sueño, despertar y empezar de nuevo en
otra ciudad, en otro momento, con otro yo.
No quería que fuese así. Pero hay tantas cosas que nunca
salen como querríamos. Tantas personas que tampoco.
Vives en una orgía y
extrañas masturbarte. Así eran varios días.
Me había vuelto desinteresadamente sombrío, perdí el ánimo y
las gracias, y jamás pude domesticar el lado salvaje de las palabras porque
sería como escribir sin sentimiento. La única apuesta que
hice era un todo o nada. La gente me preguntaba: ¿Qué te pasa? y a mí me
parecía tan sencillo que casi me cabreaba la redundancia de su pregunta. Que no
soy feliz. Eso es lo que me pasa.
Este disfraz alquilado que soy yo no traía consigo una sonrisa.
Y quizá era un poco normal, a esas alturas ya me enfrentaba
a ciertas situaciones de una vida, al fin, más madura. Pero, ¿Qué era lo que me
salvaba de eso? Precisamente el saber que hay personas tan importantes para mí.
Tú eres una de ellas.
Escribo para no olvidar que hay deudas pendientes, y
precipicios y gente que va y que viene con su roce de caricias y miradas
mientras doblas una esquina de tu vida como si fuera una página que quisieras recordar.
El tiempo sigue, no distingo si hacia adelante o hacia atrás, encontré mucho más de lo que buscaba, el resto no importa: Me tengo a mi, tengo
familia, tengo amigos y tengo a alguien como tú con la que comparto un
pasado hermoso.
Quiero ofrecerte mi amistad para siempre, ahora mismo te
propongo una renovación de votos de amistad… porque sé que en ti he encontrado
una amiga de verdad, una de esas que tan solo se encuentran una vez en la vida
y que sé que estará ahí suceda lo que suceda.
Gracias por seguir siendo mi amiga, incluso después de
conocer mi personalidad tan extraña. Gracias por el amor. Por saber que he
amado. Que todavía lo hago….Realmente ningún “gracias” podría describir lo
agradecido que me siento de tener a una amiga como tú.
Te quiero mucho.