martes, 10 de febrero de 2015

CARTA RESGUARDADA DENTRO DE CIERTA HISTORIA INCOMPLETA

… Era también aquella una bella libreta. Pasta dura, forrada en piel de un color siena tostado, casi como si la hubiesen sacado a broncearse. Los protectores de las esquinas reflejaban la luz que se filtraba por la ventana del dormitorio, adornando el tomo con brillantes destellos amarillentos. El diario decía lo siguiente, al abrirlo en una página al azar:

Carta a mis alumnos

"Queridos alumnos, llegará un día en el que se darán cuenta de que el mundo de los adultos es, esencialmente, ridículo... si no es que ya lo han hecho.

Nos preocupa más nuestro bienestar que el proveerles de una buena y puntual educación.

Para nosotros tiene más valor un papel que toda la disposición, capacidad, preparación, ganas y bríos de quien quiere que ustedes salgan adelante.

Nos preocupa más cumplir con un programa en lugar de preocuparnos por determinar qué es lo que realmente necesitan aprender.

Preferimos exigir desde la comodidad de nuestra pasividad a salir en lugar de esforzarnos por ser realmente escuchados. Y luego tenemos el descaro de quejarnos del sistema y, en el aula, reprenderlos por no cumplir con sus responsabilidades... ¡Sepan que salir y alzar la voz también es una responsabilidad!

Como adultos que somos, preferimos acaparar bienes en lugar de compartir. Preferimos la competencia en lugar de la cooperación y tenemos luego la desvergüenza de promover el mismo comportamiento corrosivo en nuestras aulas y, no conformes con ello, somos aún lo bastante pendejos como para "enseñarles" a trabajar en equipo, burlándonos de ustedes al final, demandando el no copiado en un examen individual que lo único que provoca es la fragmentación de lo que podría ser una prometedora unión de fuerzas e intelectos.

Somos tan soberbios y arrogantes que creemos que la edad nos hace adultos cuando la miserable realidad es que ustedes nunca (salvo unos pocos afortunados) han conocido uno real. Como inmaduros que somos, nuestras maneras son las de un chiquillo malcriado. Nos preferimos a nosotros mismos por sobre todo lo demás y sobre todos los demás.

Notarán que entre más gente rodee al caído en desgracia, menores serán las probabilidades de que ese alguien sea auxiliado y, cuando sean ustedes quienes finalmente se animen a ayudar, se darán cuenta de que, nueve de cada diez veces, esa persona querrá aprovecharse. Darán ustedes la mano y les será mordida. Entonces el brillo en sus ojos se apagará y serán llamados "adultos conscientes".

Un día se darán cuenta de todo esto... de los millones gastados en guerras y los millones muertos de hambre... y los millones muertos en guerras. De los millones pudriéndose en bóvedas costosas y los millones pudriéndose de pobreza en el mundo. Alrededor suyo, no vayan más lejos. Se darán cuenta de cómo cazan los viejos y astutos zorros y se plantearán: "si yo también fui educado, ¿por qué no estoy al nivel?" y recordarán (si es que aún la recuerdan) toda la mierda y la basura que a punta de sangre les metieron durante años y años en las escuelas a las que asistieron, en las que se sentaron, en las que creyeron que por no notar el profesor que ustedes se hacían "de la vista gorda" eran los tipos más listos del mundo, que no del aula, y se darán cuenta entonces que nosotros, los adultos, "nos los jodimos bien"...

...si, acaso, no es que ya lo han hecho. Si no es que ya lo han hecho dada la inteligencia con que han sido bendecidos y con la que no ha resultado difícil aprender a odiar a las matemáticas, que más que henchir el intelecto, esclaviza al ser. Esas matemáticas de las que rara vez se enteran el cómo, cuándo y dónde han de ser aplicadas en la vida diaria. La misma inteligencia que les hace sentir repulsión hacia el uniforme. Ese amasijo de trapos cuyo horrendo diseño está destinado a opacar el brillo de vida que los hace jóvenes. El mismo que, usado para mantener las clases sociales a un mismo nivel, provoca precisamente el efecto contrario de tres a cuatro p.m. en adelante y ya resguardado en el armario. Ni siquiera necesita ser usado para que, en las calles, ustedes, mis queridos jóvenes, critiquen, desprecien y envidien las prendas y atavíos ajenos, y todo debido a que, como docentes expertos en la educación y los procesos de enseñanza-aprendizaje que somos, preferimos dejar la enseñanza de la igualdad y la equidad en manos de un horrendo amasijo de trapos. Y esa es tan sólo la punta del iceberg, quien mejor que ustedes para saberlo y quien mejor que nosotros para ignorarlo o imponerlo. Nunca se han visto batallas más cruentas y salvajes entre máscara y cabellera que en el pórtico de una escuela. Las cabelleras que ustedes, orgullosos caballeros, tanto defienden, contra nuestras máscaras, hechas con toda la hipocresía de que el maestro es capaz. Huecas y vacías de toda razón que justifique, con razones válidas e inteligentes, el uso del "casquete corto"... el uso de las uñas pintadas y de las cejas extremadamente depiladas, como si en verdad nos escandalizara la "Mona lisa" y su carencia total de vello facial, al punto de querer sacarla de Louvre e incendiarla por pérfida atrevida...

...Pues les tengo noticias, al "graffitero", al "mohawk", a la de uñas "kruegerianas", al "distraido", a la "desmadrosa", al "duro de mollera", al que siempre llega tarde, al que falta, al que no entrega la tarea, al que come dentro del aula, al "burro", al "caso perdido", al vándalo, al que "se las truena", a quien lleva el uniforme incompleto, a las "sk8ers", al "dancer", al "poser", al "dealer", al briago, a la "hija de papi", a las "buenotas del basquet", al "carita" del fut, a los jefes de grupo, al "barbero, al "nerdo", al "frijol", a la "maruchan", al "cuatrojos", a la "ballena", a la "pelota", al "Chorizo", al "babas", al "patas", a la "pizza", al "carbón", al "perro", al "gato", al "mono", al que raya las bancas y los baños y hasta a las de la escolta: Si se identifican con cualquiera de los puntos tratados con anterioridad, congratúlense, pues son ustedes y sólo ustedes, quienes han utilizado su inteligencia como sólo la gente inteligente la usa (valga, favor de disculpar, la redundancia). Son ustedes quienes saben, conocen y experimentan día con día lo desastroso del sistema y no se dejan absorber por él.

No les puedo decir que está en ustedes cambiar las cosas porque, simplemente... ¿con qué cara se los digo?, ¿con qué cara juzga el profesor para luego heredarle sus errores al alumno? No les diré que el cambio está en ustedes, sin embargo, deben saber que el cambio es un poder que pueden y que bien vale la pena ejercer, y que se ejerce mediante decisiones. A sabiendas de lo ya expresado, sólo puedo decir que trato, que no me quedo de brazos cruzados y que, como adultos ridículos que somos, les hemos mentido una vez más. Ustedes no sólo son el futuro, son también el presente. Ustedes no necesitan buscar "ser alguien en la vida", porque ya lo son. No usen su inteligencia como nosotros la usamos, pues llegará un día en que se darán cuenta de que el mundo de los adultos es, en esencia, peligrosamente ridículo... si no es que, acaso, ya lo han hecho."

Con mucho cariño

Ese maestro “que les tiene mala fe”


Nunca había estado muy al pendiente de la situación educativa del país, ni de cualquier otro problema de tipo social que de momento recordara. De hecho, ahora que lo pensaba, no le era posible recordar su propio trabajo…


Escrito por: Jim Osvaldo Marín Acevedo (@Capitanjms) 




No hay comentarios.:

Publicar un comentario