martes, 3 de febrero de 2015

MI ABUELO (PARTE III)

Esto fue tan emotivo para el viejo que sus lágrimas cubrieron sus brazos mientras me cubría con ellos por el enorme arrepentimiento causado por el desprecio con el que me había cuidado esos dos años; pero también se había dado cuenta de todo lo que había pasado; después de toda una vida intentando excluirse del exterior y de volverse adicto a las riquezas y al dinero que obtenía con sus negocios, se percató de que ninguna persona llego a quererlo por esa misma razón; y no porque lo odiaran desde el origen de su avistamiento, sin embargo, el emotivo evento fue interrumpido por el correo que cada mes llegaba al buzón de la puerta sin que yo supiera por qué, pero que mi abuelo revisaba con muchísimo detalle.


Hasta ahora me doy cuenta de que esos enormes paquetes contenían el pago que mi padre debía darle para que siguiera manteniéndome bajo su techo, sólo que éste parecía un poco más pequeño. Cuando mi abuelo lo abrió, Me dejó jugando en el patio y se encerró  en su habitación. Ya dentro pudo notar que el sobre contenía menos dinero del habitual, pero también tenía una nota dentro escrita por mi padre que decía:

"Por favor, lo lamento muchísimo, pero no pude conseguir el dinero suficiente. Todo lo he utilizado para el tratamiento de mi esposa, pero si de algo sirve, puedes prohibirle algunos cuidados o cualquier cosa que no sea su alimento y vivienda, te lo suplico... te daré el resto el mes próximo lo juro..."


Así, leído el recado, mi abuelo se apresuró a su oficina personal, junto el triple de la cantidad enviada por mi padre y busco un lápiz, papel y una caja grande donde guardaría todo y se recargara para escribir...


"No me pidas disculpas... yo soy quien pide perdón... no hace falta que envíes más dinero... yo cuidare de mi nieto sin cobrar..."

Cuando acabo de escribir, busco el número de agencias de correo y les pidió que fuesen por un paquete que debía ser entregado con urgencia; que pagaría el doble del salario mensual de quien fuese por el mismo; no paso mucho tiempo para que alguien tocara la puerta y recogiera el correo para ser enviado a mi padre; más tarde, cuando era hora de dormir, mi abuelo personalmente me tapo con sus mejores frazadas y me dio las buenas noches seguido de un "gracias" que yo no podía explicar.


Pasaron los días, luego meses y después años… mis padres jamás volvieron; y aunque tuviera ya 25 años y me había graduado de la universidad sin que supieran; yo seguía tan normal como en el pasado. Un día mi abuelo enfermó gravemente y a pesar de que yo insistí en llamar al hospital, él no me lo permitió; pues quería estar conmigo todo el tiempo que le quedase de vida sin desperdiciar ni un segundo en salir.

Murió a los pocos días en su cama, dándome un sobre que contenía una carta donde escribió toda su historia, cada detalle estaba plasmado en esa hoja, así como el por qué de su atención hacia mí y el cómo fue que le hice darse cuenta de tantas cosas; eso y también gran cantidad de palabras de perdón y de redención; yo estaba llorando cada vez con más fuerza al leer esta carta, pero no debe confundirse el enojo con la tristeza, porque mi abuelo siempre fue amigable conmigo, aunque a veces no lo expresara del mismo modo; y aunque todo el tiempo que paso junto a mí, en los primeros años de mi estancia, fue porque mi padre le pagaba por ello, ver cómo le envió de vuelta ese último mes de renta fue más que suficiente para saber que algo en él había cambiado.


Invite a mucha gente a su funeral, pero ni siquiera el sacerdote se dignó a ir al sepelio... solo estaba yo... en un día nublado y frio; dándole a mi abuelo con el mismo afecto que a mí su ultimo "buenas noches"...

y aunque solo estaban los empleados que contrate para que lo enterrasen, no pudieron disimular el gozo de enterrar bajo las profundidades a ese “vejete”, como le decían ellos


Una vez terminado el funeral... lo único que quedaba por hacer, era visitar la tumba de mis padres, quienes murieron por causas distintas cuando tenía quince años; pero mi abuelo no quiso contármelo sino hasta el final. Mi madre no volvió a despertar y mi padre choco su auto con mucha más fuerza, distraído por el dolor de su perdida, luego de tres terribles decesos. Sólo tenía la opción de continuar, por lo que forme una familia muy unida y alegre la mayor parte del tiempo, y gracias a la herencia de mi abuelo y sus enseñanzas para los negocios, mi vida, la de mis hijos y esposa son en extremo dichosas... siempre recordare a aquél hombre, que a pesar de todo logro superar su rencor, y logro que al menos una persona, lo viese de un modo distinto.

FIN.




Escrito por: Brandon “Brand” Marín Acevedo. (@Naboma)




No hay comentarios.:

Publicar un comentario