domingo, 12 de julio de 2015

DOMINGO DE FÚTBOL (VICTIMA DE UNA PUBLICIDAD CADUCA))

Hoy me tomé una cerveza, no tiene nada de malo, además era la hora de la comida. 
Después me quedé dormido en el sofá; en la televisión no habia mas que fútbol, México vs Honduras, 
que aprovechados, pensé,  ya quiero ver que le metan seis goles a Estados Unidos, como en su último partido contra Cuba. No sé si México ganó o perdió, o como dicen los fanáticos no sé si ganamos o perdimos. ¿Ganamos o perdimos? pero si yo no jugué, ya sé, ya sé, es una expresión que no solo abarca solidaridad y patriotismo, también implica el orgullo de tener a un grupo de personas defendiendo el nombre de tu nación, como si de defender la soberanía se tratara. No voy a negarlo, sí he usado esa expresión (ganamos) pero no con el mismo significado implícito, tal vez solo por la inercia de la emoción colectiva. Me pregunto qué pensarán mis amigos españoles al ver la euforia de los fanaticos mexicanos, o qué pensarán los alemanes, o cualquier otra nación que al menos tenga la victoria en su historia de una copa mundial, en realidad no tengo la mínima idea. Cuando mexiquito iba con el segundo gol, miré a la mesa de centro y habia doce botellas vacías de cerveza. ¿Pero cómo?, si solo me he tomado un vacito. ¿Estaré tan borracho que ya no me acuerdo?; me levanté del sillón y me puse a brincar en un pie, no, no estoy borracho. En realidad me preocupé porque yo jamás me he embriagado, y con doce botellas era para que al menos ya estuviera fulminado, meado, y quizá balbuceando tonteria y media, o lo más probable, en un hospital internado por congestión alcóholica.  Estaba realmente confundido cuando los comentaristas gritaron con euforia: ¡gooooooooool! habia caído el tercero de mexiquito (la selección mexicana) me senté a ver la repetición, ese gol fue digno, lo reconozco y acepto. Seguí viendo el partido, pero comencé a divagar en pensamientos de mis amigos, el trabajo, la familia, hasta que caí otra vez en el tema de las botellas vacías de cerveza. Doce cervezas y sigo como si nada, doce cervezas es mucho;  a ver, si cada botella tiene 355 ml de cerveza, en total suman 4 litros con 260 ml. es demasiado alcohol en mis venas. ¡Un momento!, ¿Cómo hice tan rápido esta multiplicación si soy pésimo para las matemáticas? algo anda mal, esto debe ser un sueño, estoy seguro de eso. Sin pensar más me subí a la azotea y una vez allá dije; si es un sueño antes de estrellarme en el piso tengo que despertar, porque si mal no recuerdo, si muero en un sueño muero en la vida real, el cuerpo siempre despierta, el mismo cuerpo se encargara de avisarme. Así que sin más ni menos me aventé, eran como diez metros de altura y a mitad de vuelo pensé: ¿y si no es un seño? demasiado tarde. Cuando toqué el suelo todo se volvió negro y comencé a quejarme, no a gritos pero sí eran quejidos audibles, un intenso dolor en mi cabeza y una oscuridad me confundieron, no era una oscuridad total, podia ver una luz dispersa y tenue entrar por las cortinas de una puerta. Con los quejidos llegó una enfermera malmodienta y con mala cara. ¿Qué tiene? me preguntó.  ay, ay enfermera, fue mala idea aventarme de la azotea. ¿Aventarse de la azotea?, está usted loco. me replicó. Usted llegó a este hospital por intoxicación alcóholica. Tuvo usted una pesadilla, es lo más seguro. ¿Una pesadilla? ¿Intoxicación alcóholica? entonces sí me tomé las doce cervezas, pero si me tomé todas esas cervezas no pudo ser un sueño solamente. La enfermera se fue y no me dio más detalles, aunque estoy seguro que no sabía mucho, no me quedó de otra que tratar de hacer memoria, pero que dificil era recordar con ese intenso dolor de cabeza. Por cierto, ¿Ganamos o perdimos ante Honduras? alli caí en la razón. Claro, que tonto soy, todo fue un sueño. Me dí cuenta de que era un sueño con las matemáticas, pero ¿Cuándo comencé a soñar? era obvio, todo comenzó en el segundo renglón, después del primer punto y coma, es decir, cuando comencé a ver la televisión. ¿Que por qué estoy seguro de eso? sencillo, porque no tengo televisión. Tampoco me tomé las doce cervezas, la enfermera dijo "intoxicación", no "congestión alcóholica". Solo me tomé una, pero jamás me fijé que estaba caducada.

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