sábado, 29 de noviembre de 2014

Frío

—Apuesto a que no puedes adivinar cómo he entrado.
—Apuesto a que sí. Entraste por la cerradura, como Peter Pan.
—¿Quién es ése?
—Un muchacho que conocí en los billares.
 Raymond Chandler, El sueño eterno.


¿Las palabras tienen sentido alguno? tal vez no, sin embargo se encuentra consuelo en ellas.

Siempre he sido una persona triste, y difícilmente podré escribir estando feliz. “I hurt myself today” me dice a mi Johnny Cash y entonces enciendo el auto, me ajusto el cinturón de seguridad e inicio un trayecto sin rumbo establecido. Solo quiero distraerme, relajarme, dejar que el tiempo pase . Me siento aburrido, solo. Como que no me pasa nada.
 
Al principio de mi recorrido sin rumbo, no pensaba en nada. Tenía la mirada fija en el camino y dejaba que la música sonara cuando de pronto y sin avisar una frase como cristales rotos en mi cara; "You are one of God's mistakes, you crying, tragic waste of skin, I'm well aware of how it aches , and you still won't let me in" y entonces la tormenta, el pensamiento, el sentimiento y la razón, la conciencia con todo su poder y sobre todo la culpa misma.
Llego a un semáforo en rojo y detengo el auto, me quedo pensando en tantas cosas que no vale la pena mencionar, la música suena y no le presto atención. Volteo la mirada hacia la derecha y la veo, llevaba unos jeans desgastados y una sudadera de color rojo...Hermosa, sencilla, con cabello suelto y ondulado. Nos miramos fijamente y me volví a perder en sus ojos color miel.
Los autos detrás de mi empiezan a sonar el claxon...Desvío la mirada y me doy cuenta que el semáforo cambió a verde, piso el acelerador y derrapan las llantas, al principio quise pensar en algo pero dentro de mi sentía un vacío enorme, un coraje especial y un recuerdo infinito.
Su imagen me golpeaba a cada segundo y no podía calmar mi mente, avanzo por la ciudad a gran velocidad y llego a un lugar donde podía estar solo. Estaciono el auto y busco un lapicero en la guantera, encuentro uno sin tinta y pienso "Qué ironía, también se ha quedado como yo...sin nada que decir"
Me sentía simple, idiota, inútil. Me sentía con unas ganas infinitas de amar y recibir amor. Quise que todo fuera un sueño, despertar y empezar de nuevo en otra ciudad, en otro momento, con otro yo.
Sabía que ya no podía hacer nada más, así que dejo que la razón y los sentimientos jueguen con mi existencia mientras me fumo unos recuerdos. Es así como me acuerdo cuando la conocí.
Me estaba tomando una cerveza en la fiesta de un amigo, yo siempre he sido muy callado así que me resigné a sentarme en el sofá y saludar a los conocidos sin empezar una plática muy profunda. Aquél día, estaba terminando mi cerveza cuando ella se sentó a mi lado, recuerdo muy bien su hermoso cabello ondulado y sus ojos...Esos ojos llenos de amor.
Al principio no le tomé mucha importancia, sin embargo ella hizo exactamente esta pregunta :¿De por si eres callado o tienes novia? y creo que ha sido la mejor pregunta que he escuchado para iniciar una conversación, al principio me reí y ella sonrió. Después, contesté: "Estimo mucho a las personas que conozco, por eso trato de no conocer a nadie"
"Yo solo quiero platicar con alguien, de eso a que lleguemos a conocernos depende de ti" -Me dijo-
Hablamos durante largo tiempo, de la escuela, del gobierno, de las cosas que nos gustaban, nuestras pasiones, nuestros hobbies, etc. Después de la fiesta, la contacté y a decir verdad no sabía por qué, supongo que uno se crea paradigmas como "Ella es bonita, guapa, tiene una hermosa manera de ser, tiene buen cuerpo, es de "clase alta"...¿Por qué habría de fijarse en alguien como yo?" y entonces quieres probar, intentar, y demostrarte a ti mismo hasta donde puedes llegar...y lo hice, la invité a salir y ella aceptó.
La primera vez que salimos, la invité a un café sin saber que ese café se volvería mi lugar favorito en todo el mundo. Nuestras platicas eran muy fluidas, llenas de risas y temas sin fin. La verdad es que ella llegó en un momento en el que yo la necesitaba. Llegó un punto en el que no podía dejar de pensar en ella, un punto en el que con ella me sentía protegido y a gusto, donde los problemas no existían si estaba con ella, donde ella me demostraba su amor de tantas formas y con tanta gente que yo me sentía el hombre más feliz del mundo.
Aquel café lo hicimos nuestro, la encargada sonreía al vernos entrar de la mano, los meseros ya sabían que íbamos a ordenar, la mesa que daba al balcón siempre nos esperaba impaciente por vernos sonreír. Recuerdo la vez que en ese mismo café pude besarla, recuerdo como sus manos se unían con las mías y esa sonrisa después de nuestro primer beso. Recuerdo el camino a su casa lleno de abrazos y de palabras de amor...Recuerdo el olor de su cabello y sus "Te quiero" al oído. Recuerdo su sonrisa, el sonido de su voz. Recuerdo esos nervios y la sensación en el estomago cuando la veía llegar. Recuerdo como era decir "Nosotros" y lo bien que se sentía.
Llegados a este punto, podría mencionar su nombre pero no lo haré, o tal vez si. Todo depende de que tan profundo quiera abrir la herida.
Podría seguir contando esta historia, sin embargo bastaría con resumir que ella fue todo para mi. Con ella conocí lo que era el amor, conocí lo que se sentía ser amado. Probé los más dulces y tiernos besos, sentí el calor de sus manos y la dulce estancia de sus brazos.
Al final, duele decirlo, pero simplemente son recuerdos. Una parte de mi vida que parece tan lejana ahora.
Un día, salimos de aquel café y yo la notaba un poco extraña. Ella me decía que era la escuela, problemas en su casa, que a veces se le hacía pesado verme solamente los fines de semana (Yo empezaba la universidad) y cosas así. Ese día la acompañé a su casa y su entrada fue testigo del beso de amor más grande del mundo. Ella me miró con esa mirada llena de luz, me abrazó y me dijo al oído: "Gracias por enseñarme a amar" yo simplemente pude abrazarla más fuerte...Nos besamos de nuevo, entramos a su casa y subimos las escaleras..."Manuel..." me decía entre suspiros. Llegamos a su cuarto y la ropa ya estorbaba. Hicimos el amor hasta el cansancio..."Siempre fuiste el primero" -Me dijo- "El primero en no hablarme en una fiesta, el primero en amarme, el primero en mi cuerpo..." Y recordaré esa noche como la noche más feliz de mi vida. 
Lastima que esa felicidad me duró tan poco. Al siguiente fin de semana tuvimos que destrozar todo, quitarlo, borrarlo, aparentar que nada pasó, dejar que el sentimiento se escurriera entre las lagrimas. Que tonto, nosotros caminamos hacia el amor y terminamos arrastrándonos al olvido. Sentía tanto coraje y tristeza en ese instante. Recuerdo muy bien que llegamos al mismo café, pero no de la mano, era otro mesero pero la misma mesa. Nunca olvidaré sus últimas palabras: "No hay que llorar, será la última vez que nos veamos...Dile a quien te pregunte que siempre fuiste libre, y que siempre te fui fiel." Lo malo es que nunca fue un Adiós determinante...simplemente salió del café y yo me quedé ahí, envenenándome con el humo del cigarro, viendo la lluvia caer y pensando en ella. 
 
Melanie, resultó que tus ojos son a prueba de olvido.
 
 
Escrito por: Luis Manuel "Manu" Fdez.
@IronManuMK17
 
 
 
 
 

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