Tu
recuerdo es añil, como un cielo azul, navegante azul añil; marinero de lo profundo,
de la superficie acuosa y de las olas impelidas por el viento.
Es esquivo en ocasiones como criatura mitológica, como
canto entre las rocas, como el silencio de caracolas.
En las tardes de mi ocaso encalla en playas color
naranja, con mis aguas enjuaga la arena de otras costas, de tu paseo por los
mil mares, por los mil océanos y por la zona abismal.
Siempre en el horizonte te percibo entrar a mi litoral y
pierdes brújula en tu rumbo, pierdes de vista la estrella polar.
Así naufragas días enteros a la entrada de mi estero,
hasta volverte navegante, marinero, de agua dulce.
Te internas en mi corriente nadando en contra de ella,
acercándote a mi orilla, descendiendo de tu barca de madera cada vez más
pequeña.
Allí veo que tu recuerdo se va gastando en mi olvido,
porque cada viaje tuyo es más largo y tardas más en volver.
Cuando tus pasos dejan huella sobre la humedad de la
tierra, percibo en tu piel el aroma de mar, el aroma de sal impregnado en tu
cuerpo metafórico.
Así lo quiero llamar, porque tangible algún día lo fue
para mí. Alguna vez levante mí ancla, fui yo el náufrago en tu cuerpo y me dejé
llevar por el viento hasta que los vaivenes nuestros se acoplaron, como se
acopla lo cóncavo y lo convexo.
Así fue propio aquel encuentro, por demás furtivo, pero a
la par ambivalente y paradójico. Nos apropiamos de él, fue tranquilidad y sosiego,
tempestad y viento.
Solté el timón y en tu cintura hice del amor una
aventura, pero nunca lo deseé de tal manera, quería conquistar tus tierras, no
jugar en medio de ellas.
Al terminar aquel éxtasis quise pensar en la vida, hacer
que todo seguía normal.
¡Que traicioneras son las aguas de un corazón enamorado!
¡Que suspicaces los vientos que te advierten del naufragio! Del hundimiento en
tu embarcación.
Después de ti escuchaba a la brisa y murmuraba razones,
cuchicheaba en mis oídos tantas verdades, pero yo no quería zarpar del puerto
que para mí se volvió tu nombre, pues me inundaba la culpa y torcía mis velas
el remordimiento.
Comencé a buscarte ahora en el ojo del huracán, en los
ciclones del pensamiento, en mitad de nubarrones grises.
Por fin sobrevino la calma y el cielo se despejó; fue
cuando se volvió añil tu recuerdo, cada vez más lejano, aunque
sigue navegando en el encéfalo de mi existencia.
Me he comprado un catalejo y cuando tardas en volver o
cuando la marea es muy baja que no te permite arribar, te contemplo desde mi
faro, bajo la luz de mis pecados ahora hundidos en la memoria de Dios.
Estoy demasiado consciente que algún día no volverás,
aunque ya tu ausencia golpea como frente frio de Diciembre, tanto que aprendí
más de ti cuando te ausentaste, porque te miré desde la perspectiva de mis
errores.
Pero andarás por ahí conmigo a rastras, surcando con la
quilla de mis besos las aguas de otros trágicos amores.
Quedé varado con tu nombre en una isla desierta, pero la
convertí en mi oasis, en mi única residencia. Se han terminado los días de
andar por aquí y por allá, ya es casual cuando te miro, ya es normal si no
suspiro.
Pero es normal también cuando nace la coincidencia y nos
encontramos, cuando se buscan nuestras miradas en medio de tanto bullicio, aun
así se escapan silencios inherentes que se juntan y se pierden, se desvanecen
como bruma matutina.
Has sido mi rutina a lo largo de estos siete años y
no sé cuándo te olvidaré, pero llegado el momento sabré reconocerlo.
Entonces, feliz en el seol sobre tierra firme descansaré
sin tu recuerdo, pero también sin tu olvido. Y quizás una lágrima me dediques
como epitafio sobre mi tumba, otra vez en un encuentro furtivo o en un silencio
discreto.
Al gehena bajaré para ser devuelto al polvo, pagaré esta
grande deuda que adquirí cuando llegué a nacer. Aguardaré la recompensa de otra
vida en otro mundo, donde por fin nos miremos sin la vergüenza de los
recuerdos.
No subirán al corazón los malos antecedentes, nadie nos
juzgará. No habrá pasado, se erradicara ese tiempo, solo presente y futuro
conjugados en un solo momento.
por: Víctor López (@viktor_reader)
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