domingo, 7 de diciembre de 2014

TRIPULANTE

  

Tu recuerdo es añil, como un cielo azul, navegante azul añil; marinero de lo profundo, de la superficie acuosa y de las olas impelidas por el viento.

Es esquivo en ocasiones como criatura mitológica, como canto entre las rocas, como el silencio de caracolas.

En las tardes de mi ocaso encalla en playas color naranja, con mis aguas enjuaga la arena de otras costas, de tu paseo por los mil mares, por los mil océanos y por la zona abismal.

Siempre en el horizonte te percibo entrar a mi litoral y pierdes brújula en tu rumbo, pierdes de vista la estrella polar.

Así naufragas días enteros a la entrada de mi estero, hasta volverte navegante, marinero, de agua dulce.

Te internas en mi corriente nadando en contra de ella, acercándote a mi orilla, descendiendo de tu barca de madera cada vez más pequeña.

Allí veo que tu recuerdo se va gastando en mi olvido, porque cada viaje tuyo es más largo y tardas más en volver.

Cuando tus pasos dejan huella sobre la humedad de la tierra, percibo en tu piel el aroma de mar, el aroma de sal impregnado en tu cuerpo metafórico.

Así lo quiero llamar, porque tangible algún día lo fue para mí. Alguna vez levante mí ancla, fui yo el náufrago en tu cuerpo y me dejé llevar por el viento hasta que los vaivenes nuestros se acoplaron, como se acopla lo cóncavo y lo convexo.

Así fue propio aquel encuentro, por demás furtivo, pero a la par ambivalente y paradójico. Nos apropiamos de él, fue tranquilidad y sosiego, tempestad y viento.

Solté el timón y en tu cintura hice del amor una aventura, pero nunca lo deseé de tal manera, quería conquistar tus tierras, no jugar en medio de ellas.

Al terminar aquel éxtasis quise pensar en la vida, hacer que todo seguía normal.
¡Que traicioneras son las aguas de un corazón enamorado! ¡Que suspicaces los vientos que te advierten del naufragio! Del hundimiento en tu embarcación.

Después de ti escuchaba a la brisa y murmuraba razones, cuchicheaba en mis oídos tantas verdades, pero yo no quería zarpar del puerto que para mí se volvió tu nombre, pues me inundaba la culpa y torcía mis velas el remordimiento.

Comencé a buscarte ahora en el ojo del huracán, en los ciclones del pensamiento, en mitad de nubarrones grises.

Por fin sobrevino la calma y el cielo se despejó; fue cuando se volvió añil tu recuerdo,  cada vez más lejano, aunque  sigue navegando en el encéfalo de mi existencia.

Me he comprado un catalejo y cuando tardas en volver o cuando la marea es muy baja que no te permite arribar, te contemplo desde mi faro, bajo la luz de mis pecados ahora hundidos en la memoria de Dios.

Estoy demasiado consciente que algún día no volverás, aunque ya tu ausencia golpea como frente frio de Diciembre, tanto que aprendí más de ti cuando te ausentaste, porque te miré desde la perspectiva de mis errores.

Pero andarás por ahí conmigo a rastras, surcando con la quilla de mis besos las aguas de otros trágicos amores.

Quedé varado con tu nombre en una isla desierta, pero la convertí en mi oasis, en mi única residencia. Se han terminado los días de andar por aquí y por allá, ya es casual cuando te miro, ya es normal si no suspiro.

Pero es normal también cuando nace la coincidencia y nos encontramos, cuando se buscan nuestras miradas en medio de tanto bullicio, aun así se escapan silencios inherentes que se juntan y se pierden, se desvanecen como bruma matutina.

Has sido mi rutina a  lo largo de estos siete años y no sé cuándo te olvidaré, pero llegado el momento sabré reconocerlo.

Entonces, feliz en el seol sobre tierra firme descansaré sin tu recuerdo, pero también sin tu olvido. Y quizás una lágrima me dediques como epitafio sobre mi tumba, otra vez en un encuentro furtivo o en un silencio discreto.

Al gehena bajaré para ser devuelto al polvo, pagaré esta grande deuda que adquirí cuando llegué a nacer. Aguardaré la recompensa de otra vida en otro mundo, donde por fin nos miremos sin la vergüenza de los recuerdos.

No subirán al corazón los malos antecedentes, nadie nos juzgará. No habrá pasado, se erradicara ese tiempo, solo presente y futuro conjugados en un solo momento.


por: Víctor López (@viktor_reader)

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