miércoles, 21 de enero de 2015

MI ABUELO (PARTE II)

Me emocioné muchísimo porque no tenia permitido preguntar por él, y aun cuando hiciera la misma duda a mi madre, ella no me respondía o evitaba hacerlo con un tema distinto de conversación; yo estaba muy feliz por tener el chance de conocerlo; sin embargo no puedo decir lo mismo por parte del que en cuestión genética fuera el padre de mi papá.


Ya frente a la puerta, mi padre toco el timbre y este sonó como si fueran campanas de iglesia; luego, unos pasos comenzaron a ser cada vez más audibles dentro de la casa, y al entreabrirse las puertas lentamente, pude ver a un señor muy alto; jorobado, vistiendo elegantemente y bastante viejo. Su cara no era la más agradable de todas, he de admitirlo, a pesar de que solo pude ver parte de ella; lo que si pude ver con detenimiento fue una mano muy larga y huesuda que se abría y cerraba en frente de mi papa mientras una voz algo sombría y grave decía:

-No tengo todo el día, ¿Qué haces aquí?-

-... Vine a  pedirte un favor, necesito que cuides a mi hijo por un tiempo hasta que mi esposa se recupere-


-phmm... ¡que insolencias!, pues bien... te cobrare todo lo que le preste a este niño para hospedarse aquí. En primera... deberás pagar las atenciones que le ofrezca; morirá de hambre y dormirá en el suelo si no me pagas los alimentos y las veces que use mi cama... te costara unos billetes más el que lo deje usar el agua para el baño... ¡y más vale que tenga más de una muda de ropa!, pues yo no pienso darle ni un solo trozo de tela a no ser que me des un incentivo; además, tendrás que pagarme la lavandería y aparte la renta por todo el tiempo que este aquí, mas algunas otras cosas que no recuerdo ahora, pero que te hare saber con una carta escrita que deberás responder con dinero... ¿aceptas?-

-más que aceptar, no me queda de otra... gracias-


-Pues bien, entonces adiós, vete tienes mucha prisa en ir con tu distraída esposa, no sé qué sigues haciendo aquí parado sin hacer nada, ¡largo, antes de que cambie de idea!-

Aunque mi padre denotaba furia en sus ojos, contuvo las ganas de darle un puñetazo, ya que no habría acudido a él si tuviera otras opciones, así que, luego de una rápida despedida, entró en su auto y se alejó poco a poco del lugar; mientras mi abuelo esperaba una reacción de susto y tristeza por parte mía; yo lo único que hice fue abrazarlo con mucha felicidad y decirle que me daba mucho gusto poder conocerlo; esto hizo que se impresionara un poco, ya que nadie le había dicho algo así en más de 30 años, pero mantuvo su postura y me aparto de el con su bastón diciendo...


-¡Quítate ya de encima! ¿Qué piensas quedarte en la entrada todo el día?, ¡rápido! , ¡Entra de una vez!-

Yo no me sentí molesto ni triste al ser tratado así, de hecho me parecían muy divertidos sus gestos cuando mostraba afecto hacia él, de manera que con el paso del tiempo, yo me sentía igual de alegre jugando con sus cosas; lo que no sabía era que el me observaba algo pensativo diciendo para sí mismo...


"Este niño... no es como toda la gente... hace tiempo que vivo con él y parece seguir queriéndome... ya intente todo y aun así me mira con esa tonta cara risueña... ¡¿Qué cosa lo hará estar tan contento?!..."

De repente, yo me acerque y trate de jalarlo con mis manos para que me siguiera hasta el patio donde jugaba con la tierra, y él como siempre me apartaba de su lado con su bastón, sólo que ahora parecía un poco más animado que hace dos años, aunque sus expresiones eran casi las mismas...

-¡oye, espera!, ¡más despacio!... ¡¿Qué quieres ahora?!-


-¡Te quiero enseñar algo que hice para ti porque te quiero mucho abuelito!, ¡pero corre, date prisa!-

cuando termine de decir esto se quedó muy impactado y empezó a caminar un poco más rápido; llegamos al patio y se enojó muchísimo porque había destruido el césped y dejado todo lleno de tierra, pero su ira fue cambiando poco a poco en tristeza y felicidad juntas cuando vio la razón por la que arranque todo el pasto de ahí.

Desde el techo se tenía una mejor vista de mi creación o al menos lo que yo consideraba una obra de arte; era un dibujo que me mostraba abrazando a mi abuelito mientras otros niños jugaban con él; todos teníamos una sonrisa pintada; además, tenía un mensaje abajo que decía:


"Te quiero mucho abuelito, eres el mejor del mundo"

Mi abuelo vio esto con más detalle en su alcoba, donde al ver completamente mi trabajo, comenzó a llorar por lo conmovido que estaba; luego bajo lo más velozmente que pudo y conteniendo las lagrimas me dijo:

-¿Pero... por qué?, si todo este tiempo te trate como indigente-


-Sí, pero igual no me importaba; yo estoy muy feliz de estar contigo aunque seas algo enojón, ¡Durante toda mi vida siempre quise conocerte!, pero mis papás nunca me dejaban preguntar por ti. Por eso ahora que me dejaron aquí, ¡estoy disfrutando cada día que te tengo a mi lado y te conozco! porque cuando me vaya te voy a extrañar mucho, y no sé, lo más probable es que mis papás me prohíban hablar de ti otra vez y poco a poco vaya olvidándote...-




[Fin de la segunda parte]






Escrito por: Brandon “Brand”  Marín Acevedo (@Naboma2) 



No hay comentarios.:

Publicar un comentario